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desde el mar a los cerros, de la tierra hasta el cielo,
fui la luz salvadora, fui la fuerza vital,
fui la sombra en el bosque, y el resplandor en el claro,
la nieve en las cumbres, y las flores del prado.
Fue mi misión ser la guía,
aplacar el instinto y cuidar la armonía,
ser la musa del tiempo, e inspirar las poesías,
mensajera agraciada de viajeros perdidos,
consejera sensible para corazones dolidos,
el faro en la bruma de pesadillas sombrías.
Y fue mi ser indomable, que firmo la sentencia,
que eligió ser libre, sin pedir por clemencia,
una más transitando, el sinuoso camino,

No me excuso ni lamento, no hay escencia en la nada,
ni pasión que fuera por la razón serenada,
no existe límite de suficiente entereza
que impida a tu deseo quebrar con destreza,
ni hay prisión para el amor de tal solidez
que no puedan tus sueños liberar de una vez,
no hay placer sin dolor, ni calor sin el fuego,
aunque el juicio te engañe, tu corazón sigue el juego.

hoy tan sólo me toca, recibir desdichadas,
son las almas que sufren de sensaciones vedadas,
su mirada al espejo, es la puerta de entrada,
a mi morada insondable, misteriosa y osada,
donde descubre la mente, su perversión mas guardada.
Fantasía es mi nombre, el placer es mi halago,
los anhelos concedo, con el encanto del mago,
tu pasión para mi, solo pido en pago,
hoy aquí me conocen como La Dama del Lago....
Carla Santisse.
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